domingo, 15 de noviembre de 2015

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Hay lugares a los que no se debe volver. Deberías saberlo. 
Crees que te protegerá el paraguas, la retórica, el juicio amable del silencio, el tiempo suspendido, las antorchas removidas, el cielo. Crees.
Pero cuando pisas la tierra, aúllan los lobos por ti, reproducen sonidos a través de lo que fue tu voz en noviembre de 2010 y paralizado observas lo que significa estar en el sitio equivocado. 
La nada te atrapa como si fueras caballo, Atreyu o tú, y no hay estornudo de tortuga que te rescate del yugo, la realidad inexacta de los recuerdos.
Podrías quedarte a vivir allí, bailar con las sombras, ser poeta y cobarde, espíritu desligado, semáforo en rojo en mitad del bosque.
Muchos lo hacen, poco a poco van deslizándose hacia un tiovivo prematuro, mientras la muerte pide un Jack Daniels en vaso corto que saborea de forma pausada, chasqueando la lengua contra los dientes.


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