concretamente en la estación de Colombia
sentada enfrente mío
iba una chica con un teléfono-mp3
escuchando música
tenía el pelo castaño recogido en una coleta
los ojos azules, vaqueros y una sudadera azul
iba sin pintar, ni falta que hacía
bien, como iba diciendo
ella escuchaba música
y yo leía Bakuman
cuando
de repente le entró una llamada
( debo añadir que su cara seria
era producto de los acordes,
lo sé porque yo hago lo mismo
cuando escucho algo
que me encanta)
le entró una llamada
y la sonrisa brotó salvaje
como una primavera de noviembre
fue entonces cuando la gente
comenzó a bajarse del tren,
tropezaban unos con otros
en el intento
aporreaban las puertas
creo que yo fui el único que permaneció en el vagón
ante semejante manifestación de alegría.