lunes, 25 de enero de 2016

230

Cuánto vale un alma reñida con el cuerpo, un cuerpo desasistido de otras pieles, un arco de vida y soledad resumido en una sonrisa de perfil.
En serio cuánto vales.
En el índice azul de la pantalla, en las aplicaciones de moda, en el mercado de la admiración, el chicle usado y el compadreo.
Cuánto pesa tu verso si es que tienes.
¿ Existes?
O quizás eres un hueco en la memoria de otro ser humano que te eliminó después del ocaso.
Tus huellas digitales se empeñan en dibujar palabras o acariciar cuerpos sucesivos
( no importa que te sepas la ubicación de los lunares de aquellas que te eliminaron)
¿De qué sirve dime, toda esa información almacenada?
¿ Vas a crear una respuesta al desapego quizás?
O simplemente te has empeñado en remover la arena de algo que quizás sea un vestigio de tu propia carne. 

229

En el bosque habita el tiempo de otra forma. Serena la luna lo sabe, por eso juega a rozarse con las ramas y las criaturas que moran sus dominios como si el mundo fuese.
De Musas habla el viento presente, cuando de boca a verso va contando historias de mujeres que son poesía. De la naturaleza de sus hombros, de la quietud de párpados cuando emiten una frecuencia singular, tan asombrosa que la noche suele ensancharse como el abrazo de un Golem.

La Musa tiene dos vocales, abarcando el fin y el principio.
Dicen que un árbol de historias crece en su antebrazo, como señalando algún punto que solo ella puede navegar.
La historia y los hombres han quemado naves intentándolo.
Resulta que su pelo es del color del sol a mediodía y que si alguna vez tienes la suerte o la vida de ver cómo camina, comprobarás sus andares de niña en un metro ochenta de mujer.
Tiene las manos grandes, no tanto como sus ojos o el porvenir que proyecta en los labios de los hombres que pronuncian su nombre.
Bebe tequila y fuego, camina ciudades bañando de solsticio los portales.

Lleva la naturaleza como un signo más de su cuerpo. Se ríe como hace siglos no se oía y suele escribir al limite. 
Es difícil no habitar su espacio cuando aparece en mitad de una cafetería, ya sea para charlar o preparar un recital. 
Todo fluye. Digamos que las palabras se acomodan a una estructura anterior a cuando fueron creadas.


viernes, 22 de enero de 2016

228

El día que repartieron corazón, 
no estabas 
El día que repartieron honestidad no estabas 
El día que repartieron ojos verdes sí estabas 
El día que repartieron cuerpo de mujer con herida en el costado, 
sí estabas 
El día que repartieron egoísmo sí estabas 
El día que había que votar por el cambio sí estabas
( tan complejo este mundo nuevo que habitamos, en el que las personas llegan a tener conciencia social y sin embargo son capaces de ejercer violencia contra ti)
El día que nacimos sí estabas 
El día que yo era útil sí estabas 
Me partí un tobillo por ti y estabas detrás del hueso, incluso aprendí a hacer el amor con un pie menos
El día en que caduqué no estabas 
Fue un día del mes de la Navidad y yo no sabía que los hombres caducan como las hojas de los árboles o los yogures de Mercadona
Repito el día en que salió una nueva actualización, no estabas 
Supongo que instalaste otra ventana, un cielo que llover, un nombre y a mí me moviste a la papelera de reciclaje.
Sin decir: adiós, lo siento, no, bueno estuvo bien , oye que nos llamamos, cuando quieras tomamos un café.
Dar la cara, cortar, despedirse, son cosas que con el tiempo desaparecerán. Como el dedo pequeño del pie. Son mutaciones necesarias. 
Las nuevas formas de comunicación nos empujan hacia ello.

Yo seguiré viviendo en Edo.

227

Vivir duele si no eres una hormiga de poliespan.
Las hormigas de poliespan hacen los coros a Pablo Motos.
Pablo Motos vive en la televisión.
Tú también vives, pero fuera.
Apágala, apágale, apágalos.
Cíñete a un camino, una línea de metro, un carretera nacional.
Que te paguen por dos tercios de tu día.
Elige muy bien con quien compartir el resto de tu soledad.
La vida duele si eres de luna.
Los dos tercios no llegan al cielo.
Deberías saberlo.
Siempre hay una noche en la que te preguntas: ¿ qué diablos hago aquí?
Te das de hostias con la almohada, lloras como un niño, la nombras, te nombras. Dibujas Nueva York, París, Londres, mientras vas cayendo en el límite del sueño.
La vida duele si eres lunes.
Te levantas.
Porque la sociedad se sustenta en todos nuestros puntos ciegos.
 

martes, 19 de enero de 2016

226

Hubo una ciudad que se alimentaba de la noche
podríamos decir que cuando caía el sol, desaparecía
o lo que es más grave, mutaba a recuerdo.


Todavía tengo las pupilas de esa habitación
las guardo en una caja de música.


Era una habitación sin paredes, huérfana de persianas
donde lo único visible éramos dos.


A veces todo queda suspendido y
el instante se reduce a cuerpos
que hacen lo posible por encontrarse.


domingo, 17 de enero de 2016

225

Estatus
Estamos
aquí, ahora
Todo el día 
habitando los espejos
virtuales
como
si mirarnos fuese 
la más importante 
de nuestras rutinas.


224

He tenido tantos nombres 
como voces de mujer
pronunciándome
Todo empieza con una palabra.