miércoles, 11 de febrero de 2015

TWO

10000 kilómetros es un océano corto, el guiño amable del amor cuando se prende.
Apenas un salto de fe cuando la religión acaba de bautizar el grito.
Pero la distancia se hace larga por semanas, cuando no hay continuidad en el aliento.
El sexo por entregas nunca fue una respuesta a la herida profunda de los cuerpos.
No hay pantalla que pueda reproducir la combustión espontánea de las palabras cuando se lanzan en abierto. 
Es tan difícil el amor transoceánico, los cuerpos lo saben.

ONE

Huyo de lo explícito en el amor y en el poema. Prefiero el susurro cargado de intención o esa calma tensa que precede a la imagen. Que nunca sepa de dónde viene la flecha.
Si acaso una ráfaga intermitente que arrase mis hombros de ciudadano, cuando al tercer semáforo nada coincida y me vea corriendo de un portal a otro, justo antes de comprobar como tus 80 pestañas por párpado, han sido más que suficientes para alterar el ritmo de las calles.

DIEZ

Nada es lo que parece nunca. La vida está llena de incertidumbre y deseo moldeable. Avanzamos por semanas, a veces con fuerza, otras impulsados por la corriente.
Aprender equivale a vivir, por lo que resulta estúpido agarrarse a una materia dominada. Las nubes cambian todos los días, las calles resbalan historias que nos visten de asombro. Hay que dejarse llevar por la curiosidad y el juego, sino el silencio aparece y la piel va enraizándose en la piedra.

NUEVE

Tendemos a hacernos fotos, encuadrándonos dentro de la nube.
Los selfies nos identifican en el grueso de la masa social, como si con la cara y la pose fuésemos ya una alternativa. 
Apretamos los dientes 20, 30 veces, editamos la foto, ocultando las curvas , los pronombres, los kilos de menos, las heridas de más. 
Nos preparamos para la pantalla como si haciéndolo pudiésemos acortar la distancia entre dos puntos, saltándonos las reglas ortográficas, la física de los cuerpos, el dolor de sentir.
Somos peces que chocan
una y otra vez contra el cristal.


OCHO

Hay cuerpos que ante la tormenta de ciudad
buscan nidos como matrices de un mundo aparte
donde cicatrizarse el porvenir

y no hay mal, ni estirpe
que separe el calor que nace
de un hueco a otro.

SIETE

La sociedad está en un punto de no retorno, como si los atropellos de la clase política hubiesen amasado sin proponérselo, los panes y las piernas de una criatura que al principio presentaba un claro déficit de acción y palabra, pero que de un lustro a esta parte, ha ido desarrollando una voz heterogénea y libre.
Una criatura que ha crecido en la capacidad de impulsar el verbo y los puños hacia adelante. 
Una suerte de Golem inaudito e imparable en su ansia de equilibrio, justicia y pueblo en pie.


SEIS

¿Quién necesita un ego?
Se sentiría amenazado 
en el metro, en la lluvia, 
en el cine 
en las competiciones 
de pronombres también
Preso
de la gimnasia de planetas, 
atrapado
en el cruce de dos calles, 
huiría sin dudarlo
hacia la hoja en blanco 
del poema.


CINCO

Cada vez más distantes
presos de la inmediatez
a solas con las pantallas.

CUATRO

Cómo explicar este incendio
que se propaga 
por los hombros del tiempo,
arrasando los balcones
Cómo llamarlo amor
y no quedarse ciego 
de silencio
El grito y la nada 
se hunden en su estirpe 
de noche sin tregua
Cómo obviar 
su poderosa influencia 
en las costillas del León 
cuando vencido avanza 
derramando 
hasta la última gota de sangre.