domingo, 17 de mayo de 2015

49

Llovía con una insistencia de tambores, como si el cielo llevara semanas acumulando
algún globo perdido provocó la estampida
Caminaba despacio y deprisa 
devorado por la decisión
que acababa de tomar
recorrió los tres kilómetros de parque varias veces, 
buscando la manera de reacomodar su cuerpo al futuro
Me crucé con él apenas un par de segundos, que se hicieron horas o vidas,
me reconocí en la postura,
la mirada perdida
el parpadeo involuntario del
agua sobre el agua
Y lo dejé atrás,
cerrando así la última herida.

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