sábado, 7 de marzo de 2015

TWELVE

Cada vez me cuesta más conectar, no sé si estoy cerrado a la guerra o si el mundo ha cambiado.
La incertidumbre reina en las calles de mi vida. 
Juro que solo veo en el amor más que una palabra, podría hacer 68 poemas a sus gritos de color, para después salir a la calle del silencio sin un solo botón que repartir. 
Desconfío de la realidad, veo soledades amplias que luchan por desnudarse sin demasiado sentido. 
Veo violencia y comportamientos polarizados, síndromes de Estocolmo tan arraigados en los huesos de la gente que es difícil abrirse hueco a través de la emoción sincera.
No niego que mis vértebras se mueran por una primavera de sombras chinescas, pero cada vez veo más lejano el Reino de dos.
Las tarifas planas se hicieron para que la masturbación eterna del yo entrara por la ventana. Desde entonces solo hablamos desde dentro.


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