Sentado, al lado de la ventanilla,
veo a la ciudad
desprenderse de las calles.
Como en un camino inverso hacia el origen
descansan mis ojos.
La
mirada fija es una ventana , un foco de realidad y precisión
la esencia
gráfica de esta noche.
Pero los ojos a veces vuelan y huelo el mar,
estiro las
manos, rozo la piel que más se aproxima al deseo.
Quizás esto no sea un autobús nocturno, nadie lo asegura.
Yo escribo.
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