A mí me gustaría volver a
los 8 bits.
Prefiero la amenaza de un mono gigante tirando bidones encendidos,
que vivir entre cuotas altas de realidad en tres dimensiones.
Prefiero los motes a los nombres de peso.
Las monedas del erizo azul a las cuentas de banco.
Prefiero los motes a los nombres de peso.
Las monedas del erizo azul a las cuentas de banco.
Prefiero dragones y mazmorras, que la ley mordaza.
Que por aquel entonces
siempre nos salvaba
la campana.
Que por aquel entonces
siempre nos salvaba
la campana.
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