La vida me ha hecho temer dos cosas ( bueno tres en realidad):
el dentista, conducir un coche y las despedidas a pie de tren,
autobús, avión o cualquier medio de trasporte.
Esto último es algo que llevo fatal.
El día en que me voy o se va, el día en que nos vamos o se van,
ese día estoy taciturno, insoportable, gris.
Me apago como las bombonas de butano ante un soplo de tiempo,
frunzo el ceño y hablo solo lo indispensable, prefiero escribir, solo escribir, solo escribir...
No hay comentarios:
Publicar un comentario