domingo, 14 de septiembre de 2014

LXXIII

Cada vez más oscuro y más difícil este mundo, en el que opinamos de una guerra 
donde mueren otros a miles de kilómetros de distancia.
Se comparten los vidrios ( sí, digo vidrios y no vídeos) de matanzas, para luego enlazar trending tópicos de arengas cuasi militares, desde nuestro refugio de primer mundo. 

No sirve de nada la palabra lejana, si no está precedida del cambio profundo en cada uno de nosotros. Si miramos la muerte desde lejos, sin darnos cuenta de que esta insensibilidad tan nuestra nos reduce a disonancia, cuando lo que de verdad necesitamos es hacer ruido. Ruido que haga temblar el paralelo del poder, empezando por el nuestro, el más cercano.
Solo así se garantiza la onda expansiva entre los pueblos, entre idiomas que se reconocen en la distancia.
No hay buenos ni malos, los hay malos y peores, y muertos muchos, detrás de un mundo desigual e intransigente, donde todavía convivimos dentro de la Torre de Babel, gobernados por los mismos de siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario