martes, 8 de diciembre de 2015

197


Vive con el miedo de perder piezas. Camina rutinas circulares,
procurando dejar atrás el sol cegador de Orión.
A veces recuerda que su madre solía protegerle de
las lenguas y los puños. Por eso cuando camina el bosque
custodia las pisadas de quien nunca supo luchar.
Enamorarse o morir salida 24.
El viento no matiza los cuerpos que son de piedra.
Los tambores dejan de funcionar y el silencio
es una nave de 1776 donde todavía es posible estar sano y cuerdo,
lleno de decimales y habiendo perdido solo la torre izquierda
del tablero.

Pero esto solo es un poema en alto, un monólogo fácil lanzado a 1500 kilómetros de la zona cero.
La deconstrucción sigue su curso inexorable, arrasando cualquier resquicio de humanidad.

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