Habla con las plantas, les dice: ayer mientras me duchaba
arbitré una competición entre tres gotas. La mampara estaba a rebosar de
público. No recuerdo quién ganó si os digo la verdad, me distraje mientras
coreaba una canción de The Cranberries y se me fue la cabeza a otro lugar
llamado Sevenland. Caminé entre elefantes, me hablaron de una mujer que tenía
una colección de sinónimos de viento y me propuse encontrarla.
Un hombre pájaro que cargaba con una ciudad me dijo que
prestara atención al hueco entre estrellas. Y estuve estudiando cada rumor de
sueño, atento a las leves ondulaciones de la noche. Tuve la suerte de
tropezarme con un pliegue de papel, cuatro palabras exactas y caí en el
horizonte de su hombro.
Tenia la piel morena y esa mirada de selva capaz de
desarmar el tiempo. Os juro que creó un clima alrededor que deshizo lo que
quedaba de mi ombligo. Chocar contra su sexo era una sensación inabarcable
desde el lenguaje, por eso a estas alturas poco os puedo añadir y sin embargo
os diría que hagáis el amor mirándoos a los ojos, no existe otra manera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario