Qué será de los dragones y el viento. Del impulso de Ícaro,
de lo bello y la belleza. De los cálculos y la herida. Qué será de los ojos
claros y la anarquía, de las playas como huellas de tesoro, de las sombras
entrelazadas, del beso.
Qué será del adiós abierto de los barcos, de la fe en lo efímero, del fuego de las entrañas. Qué será de las espadas sin filo, de los tranquilos conformes lunares exactos. Qué será de los hombros y el sexo, de las ganas de rehacernos. Qué será del silencio cuando era silencio y no esta orilla desgastada y sin palmeras ni búhos, ni voces, ni plata, ni precipicios donde asomarse sin paraguas.
Qué será del adiós abierto de los barcos, de la fe en lo efímero, del fuego de las entrañas. Qué será de las espadas sin filo, de los tranquilos conformes lunares exactos. Qué será de los hombros y el sexo, de las ganas de rehacernos. Qué será del silencio cuando era silencio y no esta orilla desgastada y sin palmeras ni búhos, ni voces, ni plata, ni precipicios donde asomarse sin paraguas.
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