domingo, 12 de abril de 2015

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Podría hablar de la lluvia y decir: que la tierra huele a madre y que el instante que una gota se posa en mi hombro, es la celebración de estar aquí.
O también podría decir que siempre llueve y que la música se desplaza al otro lado, por más que pise los charcos de esta puta ciudad.

Todo depende del estado de ánimo.

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