La poesía
no vale treinta monedas
no es necesario subastar la belleza en recitales de saldo
ni ensuciar el lenguaje
con palabras oblicuas tan de moda
no vale treinta monedas
no es necesario subastar la belleza en recitales de saldo
ni ensuciar el lenguaje
con palabras oblicuas tan de moda
tampoco practicar el fariseísmo de palmada
el sexo oral
de las tertulias,
la rutina del lamer tan en liza en determinados círculos cerrados
Todo es mucho más
sencillo.
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