miércoles, 23 de abril de 2014

XXX

Estoy feliz.

Esta emoción depende de factores indescifrables, como por ejemplo que un autobús me deje 
en algún punto del norte de Madrid, en el que solo hay edificios y carreteras,
pero en el que también hay una pasarela que abordo cada día,
reduciendo mis pasos, muy lentamente.

Hoy la atravesé escuchando Vetusta Morla y dibujando un poema.

Desemboqué en un arcén inundado de primavera, en el que si alargaba la mano
podía tocar verde y amarillo, como Russell Crowe en Gladiator.

La imaginación me tiende puentes infinitos, para entrar al trabajo de una forma distinta cada día.

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