Toda herida
permanece
permanece
como el chicle
que no separa la suela
del mundo,
el dolor de su origen
que no separa la suela
del mundo,
el dolor de su origen
y seguimos caminando de espaldas
con los ojos inyectados de amaneceres,
sin dejar de enfocar aquello
que un día nos hizo libres.
con los ojos inyectados de amaneceres,
sin dejar de enfocar aquello
que un día nos hizo libres.
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