Hay un ejercicio de
alquimia
que consiste en escribir
con una mano lo que el
cielo ofrece,
para después traspasarlo
al papel.
Los niños saben hacerlo a
garabato y anarquía,
demostrando que existen
realidades
mucho más divertidas que
las nuestras.
Empiezan deformando las
líneas de los cuerpos,
liberándonos del peso de
las formas.
Viejos sabios, nos
retratan con aspecto de nube,
convencidos de que para
que juguemos con ellos,
primero debemos aprender a volar.
primero debemos aprender a volar.
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