Hay días como grises
a media voz,
indómitos satélites
de otros que nunca fueron
la tristeza anida en la corteza
como un fuego sutil
que avanza a través de los sueños
nada se puede hacer
no intentes parar el terremoto
la casa cae, los hombros caen, la piel se
desprende
y te quedas solo.
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