jueves, 2 de mayo de 2013

CCLXXXVI

Te prometo que mientras escribo
la línea invisible del horizonte se descuelga en azul

Es entonces cuando me nace la música
y
desaparezco en la inmensidad del poema

Tienes la culpa
de que las calles no sean iguales,
de que a los semáforos les nazcan las ramas
y los pájaros aniden en el vientre del color

calor es el idioma de mi estómago.


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