sábado, 2 de agosto de 2014

LXI

Hay quien dice
que la línea del horizonte
es una sucesión de puertas como huellas
en la que en cada una amanece de forma diferente.

Se cierra un sol y se abre otro
en el juego de postales y nombres,
pisamos la tecla exacta que dibuja esa grieta
que no termina de romper

y jugamos a la lluvia
como si la vida fuera un teatro
donde nos cambiamos los minutos por sonrisas
en el siempre juego
de encontrarnos una y otra vez, siempre.




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