martes, 29 de enero de 2013

CCXLVIII

Tengo más de un amigo pájaro y varias hijas de la luna
entre mi círculo más cercano.
De entre sus virtudes destaca la de hablar varios idiomas.
Poetas y músicos, actrices, ilustradores, equilibristas.
Fotógrafos, escritoras, escultores y algún que otro
suicida contemporáneo.
Tienen algo en común estas personas, que la tierra y el tiempo
les agradecen y no es otra cosa que la capacidad
de modificar el contorno de este siglo o planeta.
Aristas del amanecer, claves de sol del pentagrama
o colores primarios del cuadro, que se hunden sin remisión
en el fango, intentando sobrevivir sin trabajo.
Ellos y ellas, estrellas de un cielo invisible
a los ojos de directores de orquesta nefastos.

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