Anoche soñé que era un vampiro,
pero no crean
no me hacía especial ilusión ser inmortal,
tampoco había ningún resquicio romántico
en los vértices de la historia.
Caminaba entre calles dobladas, edificios destruidos y
de continuo se me ofrecían políticos o dioses
para que les mordiese,
pero yo rechazaba su carne blanda y putrefacta,
preguntándome una y otra vez:
¿Dónde se esconden las musas?
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