sábado, 22 de septiembre de 2012

CXXXII

No conozco esta ciudad,
tampoco el horizonte de sangre
que limita mi alcance.
Quizás cuando salga la luna
enfoque la salida,
mientras a duras penas
me zafo de esta maraña de
semáforos y calles
que nada tienen que ver conmigo
y con tus labios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario